Andorra se encuentra actualmente con un nivel de PIB per cápita ligeramente inferior al de los años 70. Un nuevo informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) pone de relieve una situación preocupante para la economía andorrana: el PIB per cápita del país se ha estancado desde la década de 1970, convirtiéndose en el único caso europeo con un retroceso relativo en este indicador en comparación con países vecinos.
Según el estudio elaborado por Mariarosaria Comunale y difundido por Noelia Souque Caldato, embajadora para la Cooperación Transfronteriza del Gobierno de Andorra, el PIB per cápita de Andorra se sitúa hoy ligeramente por debajo del registrado en los años 70.
Mientras tanto, otros pequeños estados europeos han experimentado un crecimiento notable: Malta ha multiplicado su PIB per cápita por 9, Chipre por 3, Suiza ha crecido un 70% y Luxemburgo y Mónaco han duplicado sus cifras.
Sectores con poco valor añadido y escasa inversión privada
El informe señala que la mayor parte del crecimiento andorrano en los últimos años proviene de sectores con bajo valor añadido, como el comercio y el sector inmobiliario, mientras que los países con mejores resultados han apostado por la innovación, las TIC y los servicios especializados.
Además, el nivel total de inversión se mantiene bajo (alrededor del 8% del PIB), con solo un 3% correspondiente a inversión privada. También preocupa el escaso peso del sector TIC, que supone únicamente un 3,3% del valor añadido bruto (VAB) en 2023. Otro indicador clave es la baja proporción de trabajadores transfronterizos, que representan solo el 3,5% de la población (unos 2.000 trabajadores), una cifra muy inferior a la de países comparables como Liechtenstein.
Reformas y oportunidades de futuro
El FMI recomienda una serie de medidas para desbloquear el potencial económico del Principado:
Reformas estructurales para reducir las barreras para los negocios.
Inversiones estratégicas en innovación y transformación digital, con especial atención a los sectores MedTech y TIC.
Atracción de talento internacional, especialmente en el ámbito tecnológico.
Uso inteligente del Acuerdo de Asociación con la UE para estimular la inversión extranjera directa (IED), la I+D y mejorar el acceso a los mercados europeos.