Agentes aduaneros franceses controlaron un coche en L’Hospitalet-près-l’Andorre. El vehículo se detuvo, pero uno de los ocupantes, albanés, salió corriendo. Los agentes lo persiguieron y lo arrestaron. Cuando los aduaneros abrieron el maletero, encontraron siete kilos de cannabis con un valor de mercado de unos 30.000 euros. El otro ocupante se quedó en el vehículo.
El albanés afirmó que vive en Tarragona y que había venido a ver a un amigo. Aseguraba que huyó porque tenía un asunto pendiente relacionado con estupefacientes en España. El otro hombre, de origen kosovar, de unos cincuenta años y que trabajaba en la construcción, lleva 13 años viviendo en Francia. Dijo que había perdido el trabajo y que tenía una deuda de unos 50.000 euros, entre lo que ya ha pagado y lo que debe. La deuda está en manos de la mafia albanesa. Incluso ha vendido el coche, pero debe trabajar para ellos a mil euros al mes para limpiar la deuda. Teóricamente, su trabajo asignado era el de “camello”. En su explicación, nunca detalla por qué debía 50.000 euros a los albaneses ni por qué perdió el trabajo.
Acompañante para controlar
El kosovar explicó que lo habían citado en el aeropuerto de Toulouse para que cogiera un coche del aparcamiento. Tenía que conducir hasta Puigcerdà, donde un hombre le entregó un saco enorme. Indicó que no sabía lo que había dentro. En el regreso subió al coche un albanés. Cuando estaban en L’Hospitalet, junto a Andorra, fueron detenidos en un control aduanero. Se presupone que el albanés era el enviado por la mafia para controlar la llegada del cargamento.
Han sido juzgados en Francia. Por los 7,5 kilos de cannabis, se cree que se podrían obtener unos 30.000 euros si se vendía al por mayor, a cuatro euros el gramo, o 60.000 con la venta al detalle a 8. El albanés ha sido condenado a 24 meses de prisión y expulsión de Francia. El kosovar deberá cumplir 20 meses de prisión y no podrá volver a entrar en Ariège.