El inversor y creador de contenido residente Enrique Moris ha querido dar su versión sobre la polémica surgida en torno a su actividad inmobiliaria en Andorra, asegurando que se ha ofrecido una imagen distorsionada y “profundamente injusta” de su labor como arrendador. En declaraciones recogidas por este diario, Moris explicó que todo comenzó con la adquisición de un par de pisos en Ordino, gestionados por la empresa encarregada de liquidar activos de la extinta BPA.
“Son pisos de 30 o 40 años, totalmente inhabitables: baños sin agua, electrodomésticos sin funcionar, calderas antiguas sin mantenimiento… literalmente, quien entrara a vivir allí iba más bien a sobrevivir”, afirma. Frente a esta situación, asegura que su intención siempre ha sido ofrecer un mínimo de calidad: “Intento adecuar los pisos como si fueran para mí mismo. Jamás haría una inversión para dejar un piso donde yo no viviría”.
Miles de euros en reformas
Moris señala que ha invertido más de 120.000 euros de su propio bolsillo recientemente para reformar las viviendas y adaptarlas a un nivel digno, coste que en parte se repercute al precio del alquiler.
“Se ha querido hacer entender que especulaba con pisos mal acabados y sin reformar, pero ha sido todo lo contrario. Busco siempre el equilibrio entre calidad y precio. No quiero sacar cuatro duros rápidos”, sentencia.
Precios asequibles en un mercado saturado
El inversor también ha querido poner en valor otras propiedades que gestiona en Andorra, como algunos pisos en Canillo donde los alquileres se sitúan en 400 o 700 euros mensuales.
“En Andorra no hay muchos pisos a estos precios, y podrían alquilarse por más, pero no veo la necesidad”, explica.
Apoyo al modelo público-privado
Más allá de defender su caso personal, Moris aboga por una mayor implicación de los particulares en la solución al problema de la vivienda.
“En Andorra deberían entender que los particulares también intentamos ayudar. El Gobierno no podrá llegar a todo ni habrá dinero suficiente para todos los pisos demandados”, señala.
En este sentido, se ha mostrado partidario de impulsar promociones inmobiliarias en colaboración con el Ejecutivo, fijando alquileres máximos por zonas y pensando en el largo plazo. “Hay que creer que la gente que viene de fuera también amamos este país”, afirma.
Según ha confirmado, ya ha hablado del caso con los consellers Pere Baró y Cerni Escalé, quienes —según sus palabras— han comprendido su versión. Moris concluye con una propuesta clara: “Hacer acuerdos con empresarios con visión a largo plazo podría ayudar mucho al problema de la vivienda”.